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miércoles, 25 de abril de 2012

EL ARTISTA FAVORITO DE CRITICOS Y MASAS...

Este año se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Gustav Klimt. 


Obras de Gustav KlimtLa obra más famosa del pintor austriaco, "El Beso", se ha convertido en un clásico en las paredes de las casas de estudiantes, pero ¿qué hace a Klimt tan atractivo para las masas?



Las pinturas de Klimt se encuentran entre las más caras del mundo, pero sus reproducciones adornan los objetos más baratos, como tazas e imanes para neveras.
Incluso uno de sus trabajos, el "Retrato de Adele Bloch-Bauer", tiene una muñeca Barbie hecha a su imagen y semejanza.
"Es extraordinaria la forma como 'el factor Klimt' ha arrasado", dice el crítico de arte Richard Cork. "Es uno de esos artistas -y no hay muchos - que logra ser reproducido en todas partes".

Tiene un atractivo muy sensual y la gente responde a eso casi instintivamente. Empuja a sus cuadros hacia la abstracción, pero lo hace rellenándolos con patrones. Y ese patrón tiene ese tipo de encanto".
Hay una sensación de libertad sobre el trabajo de Klimt, añade, y una calidad edificante con la que la gente se identifica.

A la gente le gusta el oro", dice Alfred Weidinger, uno de los más destacados expertos en Klimt. "Es a ese aspecto metálico al que la gente se siente atraída".

Weidinger es el director adjunto del Museo Belvedere de Viena, que posee la mayor colección del mundo de Klimt. A lo largo de su carrera, Weidinger ha descubierto que el atractivo del artista es verdaderamente global.
Como hijo de un orfebre, Klimt entendió los metales como pocos otros artistas de su generación. A pesar de que trabajaba con pintura, tenía una habilidad única de crear la ilusión de metales preciosos, piedras y joyas.
Su formación la hizo en la comercial Escuela de Artes Aplicadas y no en la Academia de Bellas Artes de Viena.
"Quería utilizar mármol, oro y plata real", dice Weidinger, pero rara vez él o sus clientes podían pagarlos.

 Klimt no era sólo un maestro del metal, también lo fue de su propio mercadeo.
Fue uno de los pocos artistas en Austria que autorizó múltiples reproducciones de su propio trabajo. Y autorizó a otros a reproducir su obra.
Sin embargo, reducir el trabajo de Klimt a un excelente recurso decorativo es ignorar su radicalismo. Él era el líder del movimiento de la Secesión, un grupo de artistas vieneses que desafiaron la rigidez de la pintura tradicional austriaca.
Su principal objetivo era llevar el arte, la artesanía y el diseño juntos a un gran movimiento, la Gesamtkunstwerk. Fue fuertemente influenciado por el movimiento Arts and Crafts del Reino Unido, que se caracteriza por la obra de Charles Rennie Mackintosh cuyo estilo decorativo también llegó a un público masivo.
La amiga de toda la vida del pintor y su supuesta amante, Emilie Floege, también estuvo involucrada en el movimiento como modista en una de las principales casas de moda en Viena. Se cree que su trabajo influyó los opulentos textitles retratados en obras como "El Beso".
Floege era sólo una de las muchas amantes de Klimt. A pesar de que era un hombre tímido, amaba a las mujeres y después de 1900 las retrató casi exclusivamente.

Muchas de sus mujeres fueron pintados desnudas, en posiciones eróticas y sugerentes que hacían hincapié en la sensualidad y el sexo. Confrontaban descaradamente al espectador con su mirada y su desnudez.

En 1905, Freud publicó "Tres ensayos para una teoría de la sexualidad", un libro que desafió actitudes profundamente arraigadas.
Al igual que Freud, Klimt quería poner la sexualidad en la esfera pública.
Pero en 1903 se vio obligado a eliminar uno de sus cuadros, "Esperanza", de la primera retrospectiva del movimiento de la Secesión. La imagen, que mostraba a una mujer embarazada desnuda mirando descaradamente hacia fuera del lienzo, fue mucho más allá de los límites de lo considerado decente en aquella época.
Tal vez este espíritu radical es algo con lo que se identifican las generaciones posteriores de jóvenes.
"Nadie fue capaz de sintetizar sentimientos como el amor, la pasión o el deseo, pero también la desesperación y la ansiedad como Klimt", dice Klaus Pokorny, del Museo Leopold de Viena. "Por eso es tan fascinante para los más jóvenes."
"Otra razón es su capacidad para captar la armonía y la lujuria, pero no por ello su arte deja de ser muy, muy decorativo."
Sin embargo, cualquier artista que está en todos lados como Klimt corre el riesgo de terminar sobreexpuesto, dice Cork.
"Es lo que yo llamo el problema de la Mona Lisa. Si la pintura se reproduce en todas partes y no tienes escapatoria, te cansas de ella".
"Yo no puedo ver más a la Mona Lisa. La veo, pero no puedo reaccionar ante ella. Y a veces me pongo así con Klimt cuando estoy en una tienda de tarjetas de cumpleaños.
"Es mejor volver a Viena y ver su obra en realidad".





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