NEOShield es un nuevo proyecto internacional que evaluará la amenaza de objetos cercanos a la Tierra y las mejores soluciones para hacer frente a un gran asteroide o un cometa que tenga una trayectoria de colisión con nuestro planeta.
El proyecto es liderado por el Instituto de Investigación Planetaria (DLR) de la Agencia Espacial Alemana y reunirá los últimos avances científicos, así como la participación de expertos europeos, rusos, estadounidenses y de socios industriales como Astrium.
La compañía será la encargada de pensar el tipo de arquitectura e ingeniera que debe tener este megaescudo para desviar posibles amenazas.
La primera pregunta que surge es: ¿Qué deberíamos hacer con un asteroide amenazante? ¿Golpearlo, desviar su trayectoria?
"Vamos a recopilar toda la información científica con el objetivo de mitigar un posible impacto", explica el director del proyecto, el profesor Alan Harris del DLR.
Es probable que el NEOShield, después de tres años y medio de estudio, sea lanzado al espacio para demostrar y probar su tecnología.
La amenaza de un objeto espacial puede parecer lejana, pero los registros geológicos y de observación nos dicen que es real.
En promedio, un objeto del tamaño de un coche entrará en la atmósfera de la Tierra por lo menos una vez al año, produciendo una espectacular bola de fuego en el cielo.
Y cada 2.000 años un objeto del tamaño de un campo de fútbol impactará la Tierra, causando importantes daños locales.
Y luego, cada pocos millones de años, una roca con una circunferencia que se mide en kilómetros, chocará con el planeta produciendo efectos globales.
"Las últimas estimaciones indican que probablemente ya hemos detectado un poco más del 90% de los monstruos que deambulan en el espacio, y ninguno parece que nos vaya a golpear", señala el experto.
Sin embargo, hay una segunda categoría de objetos que merecen una investigación adicional.
Los datos del telescopio Wise de la NASA, sugieren que la mayoría de unos 19.500 objetos de 100 a 1.000 metros de diámetro todavía no han sido identificados ni rastreados
Las opciones más fuertes para mitigar un impacto parecen ser:
"El tractor gravitoria funcionaría como una grúa espacial que remolcaría al asteroide.
La misión consiste en lanzar una vehículo espacial contra la roca o cometa. Este pequeño empujón, según cuándo y cómo se haga, puede cambiar la velocidad de la roca muy ligeramente y su trayectoria.
"La cantidad de restos o material expulsado, producido por el impacto podría disminuir la velocidad del objeto", señala el profesor Harris.
"Por supuesto, esto dependerá de qué tipo de asteroide es. ¿Qué características tiene su superficie? Si es porosa o densa. Esto se podría probar con una misión de demostración", agrega.
La segunda opción es el llamado Tractor de Gravedad.
La idea consiste en posicionar una nave cerca del objeto para luego usar unos propulsores de iones, de esta manera ambos se mantendrían separados.
"Debido a la atracción gravitatoria entre la nave y el objeto, es posible sacar el asteroide o cometa fuera de su trayectoria. Es usar la gravedad como un cable de remolque", explica Harris.
Todavía se necesitan datos más confiables y el TsNIIMash, el brazo de ingeniería de la agencia espacial rusa (Roscosmos), está trabajando en ello.
"Lo que queremos hacer es tener una visión integral para tratar de reunir todo lo que sabemos sin importar el lugar, reunir la experiencia de cada agencia y país para enfrentar un posible impacto", comenta Ralph Cordey, de la filial de Astrium en el Reino Unido.
Harris agrega: "Al final de todo este proceso queremos ser capaces de decir a los organismos espaciales: si están interesados en un programa para mitigar el impacto de un asteroide, esto es lo que pensamos. Seis países participan en nuestro consorcio. Los políticos tendrán todas las opciones en la mesa. Lo que tienen que hacer es decidir si ejecutar o no la misión".
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