Sin embargo, la Iglesia Católica es sólo una de las vertientes de los fieles que la veneran.
Para una gran parte de la población es Oshún, diosa santera de la sensualidad a la que se alimenta con miel y se le ofrendan sacrificios de animales
Sus seguidores visten de amarillo y llevan collares en los que se combinan perlas ámbar y blancas.
Además, hay muchos cubanos que no son católicos ni santeros pero igualmente adoran a la Virgen de la Caridad. Tienen en su casa la imagen de Cachita, le piden milagros y le hacen promesas que pagan con fiestas y conciertos de violines.
María Caridad Martínez es una devota católica, de 81 años, que ha dedicado su vida a servir en la iglesia de la Virgen de la Caridad.
"Mi mamá venía embarazada de mí a esta parroquia y yo nunca dejé de venir ni dejé de trabajar apostólicamente".
"Teniendo un año, me puse grave y mi madre le hizo una promesa a la Virgen. Milagrosamente me salvé y, en agradecimiento, mi mamá recorrió 3 cuadras de rodillas hasta el altar. Terminó con las rodillas llenas de sangre", nos cuenta María.
"Yo, en la Virgen, veo a la madre de Jesús y mi intercesora ante él", nos explica, y agrega que "le oro a ella pero, más que flores o velas, me gusta ofrecerle obras buenas. La Caridad es amor y uno debe darle amor a las personas que están necesitadas".
María nos cuenta que "cuando fui a pedir la visa de EE.UU. para ir a ver mi familia, me arrodillé y le pedí que me la concediera si ella consideraba que sería bueno para mí y también para ellos allá. Fui la única a la que se la dieron ese día"
Durante la visita del Papa Juan Pablo II, María de la Caridad fue una de los 50 fieles elegidos en La Habana para comulgar de manos del pontífice. "Cuando me enteré, lloré mucho y me subió la presión pero lo consideré un regalo de Dios
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