La teledetección satelital con visión infrarroja y ultravioleta permite escudriñar detrás de bosques, largos y mares sin necesidad de las largas, complejas y peligrosas expediciones que se organizaban en el siglo XIX.
"La era de los grandes descubrimientos arqueológicos apenas comienza.
El explorador actual es un personaje diferente al de hace un siglo pero, además, utilizar unas gafas tridimensionales no tiene por qué no ser romántico.
Puedes ver y prospectar el valle, la cueva o la selva que vas a visitar", comenta a BBC Mundo Eudald Carbonell, director del Instituto Catalán de Paleocología (IPHES).
Carbonell, que suele coordinar excavaciones en lugares tan disímiles como Europa o África, detalla que "durante muchos años una serie de filtros naturales, como las masas arbóreas o las placas de hielo en los polos, han impedido ver más allá. Lo que conocemos es un porcentaje muy pequeño del planeta".
"Ahora bien", subraya, "la tecnología no te sirve para nada si no vas al lugar. Al final tienes que tocar tierra, meterte en la cueva".
Uno de los hallazgos más recientes con tecnología satelital ocurrió en una de la zonas más excavadas e investigadas del mundo, donde se creía que ya no se podría encontrar nada relevante: Egipto.
La egiptóloga Sarah Parcak, de la Universidad de Alabana (EE.UU.) encontró debajo del delta del Nilo 17 pirámides, 1.000 sepulcros y más de 3.000 construcciones hasta entonces desconocidas. Parcak y su equipo analizaron durante un año imágenes tomadas por satélite.
Una senda parecida se utilizó para descubrir una villa romana del siglo I enterrada bajo un río. Los arqueólogos fueron avisados por un informático italiano que observaba su pueblo, Sorbolo, en Google Earth. Aunque fue el descubridor oficial de la villa, sólo cuando los expertos analizaron las imágenes pudieron detallar qué era.
A través de Google Earth y otras herramientas, muchos ojos están explorando el planeta, no sólo los arqueólogos.
"No lo vemos como una competencia porque un descubrimiento tiene que estar respaldado por el conocimiento. Los expertos, los que han investigado y leído, saben la importancia y el significado que tiene un hallazgo", detalla Carbonell a BBC Mundo.
Otra modalidad utilizada por la arqueología moderna es el georradar que dibuja un retrato de los objetos que hay detrás de una montaña o en el subsuelo.
Con esta técnica el año pasado un equipo austriaco descubrió en El Cairo la que podría ser la mítica captial de los hicso, Avaris, que gobernaron a Egipto 1.700 años antes de Cristo.
Carbonell subraya que apenas es el comienzo de las sorpresas que nos depara la arqueología moderna.
El arqueólogo, que creció con la vieja escuela, recuerda que no hace mucho él y sus colegas tenían que invertir meses en levantar la cartografía de un lugar u organizar los detalles de un viaje.
Recién llegado de una expedición en Marruecos, el arqueólogo detalla que las cuevas que exploraron ya las conocían. "Las habíamos visto previamente con unas gafas tridimensionales. Cuando llegas al lugar real todo adquiere otro relieve, tienes más control y puedes profundizar más", puntualiza. Pese a los adelantos, el experto suele llevar la clásica gorra caqui de explorador.
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