Jesús ha venido y ha muerto para darnos una nueva vida. La vida de hijos de Dios, por la efusión del ES, llamados a la santidad, a la perfección en el amor.
¿Somos conscientes de lo mucho que el Señor nos quiere comunicar, de lo mucho que nos quiere transformar, del mucho bien que quiere hacer a través nuestro?.
Hoy contemplamos como JC se ha dado totalmente, con abundancia, hasta el extremo, por eso Cristo en la cruz dirá “todo se ha consumado”, que quiere decir: “todo se ha cumplido”, “todo lo que ha podido hacer lo ha hecho”, “no le queda nada para dar”, “se ha vaciado del todo”. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han quedado extenuados dando su amor.
Si Cristo no ha tenido regateo en dar su vida, cómo va a tenerlo en comunicarnos sus dones, sus gracias, sus virtudes, su Espíritu …
Ante Dios debemos situarnos con una esperanza inmensa, con un deseo confiadísimo de que en nosotros quiere hacer maravillas, que nos quiere hacer santos, para transformar nuestros ambientes. Si no vivimos esta actitud nos cerramos a la gracia de Dios
En la cruz se produce la culminación, la plenitud, de la revelación del amor de Dios. Allí está toda la gloria de Dios, toda la epifanía, toda la manifestación de la locura de amor de Dios está allí concentrada. Nada expresa mejor el amor de Dios que Cristo crucificado. Dostoyeski tiene una frase genial que dice “no hay nada más bello en el mundo, que el Cristo crucificado”. Que gracia, que don tener un Dios que nos ama de esta manera.
Hemos de ir profundizando esta realidad: Dios nos ama. Y el amor de Dios debe ser lo más firme, lo más evidente, lo más importante que existe en este mundo para nosotros. De todo podemos dudar, pero nunca del amor que Dios nos tiene.
Nosotros no podremos responder a Cristo, no podremos seguir a Cristo, si no sentimos, si no vivimos, si no experimentamos el amor de Dios. Y la pasión es el lugar donde mejor se manifiesta este amor. Contemplémosla, porque esa contemplación de cómo Dios nos ama, constituye la raíz misma de la vida cristiana….
Pienso que nunca se ha definido mejor a los cristianos que cuando San Juan dijo:”nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene” (1Jn 4, 16). Eso es un cristiano alguien que …
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase: “Dios te ama”?. Seguramente cientos de veces … ¿pero nos dejamos amar por Dios? ¿Nos ponemos en situación de dejarnos amar, de permitirle que nos comunique su amor, sus dones, sus gracias, su misma vida? Sólo si estamos en el seno de la Iglesia nos dejamos amar por Dios. Sólo si vivimos la misa dominical y oramos (de verdad) cada día, le permitimos transformarnos con su amor.
Dios respeta nuestra libertad, somos nosotros los que debemos abrirle el corazón. El otro día leía una frase que me hacia pensar y va en esta línea: “Jesús ama más nuestra libertad que nuestra salvación”. Jesús no nos impone una salvación que no pase por nuestra libertad.
“El mendiga nuestro corazón, nos dará todos los signos que necesitemos, pero jamás nos quitará la libertad”.
En la novela Quo vadis, un pagano pregunta al apóstol san Pedro, recién llegado a Roma: "Atenas nos ha dado la sabiduría, Roma el poder; vuestra religión, ¿qué nos ofrece?". Y Pedro le responde: ¡el amor!.
Vivamos está novedad, este amor que irrumpe en nuestra vida y lo transforma todo. Y que no se aplique a nosotros la frase “Los hombres raramente aprenden lo que ya creen saber”.
¿Somos conscientes de lo mucho que el Señor nos quiere comunicar, de lo mucho que nos quiere transformar, del mucho bien que quiere hacer a través nuestro?.
Hoy contemplamos como JC se ha dado totalmente, con abundancia, hasta el extremo, por eso Cristo en la cruz dirá “todo se ha consumado”, que quiere decir: “todo se ha cumplido”, “todo lo que ha podido hacer lo ha hecho”, “no le queda nada para dar”, “se ha vaciado del todo”. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han quedado extenuados dando su amor.
Si Cristo no ha tenido regateo en dar su vida, cómo va a tenerlo en comunicarnos sus dones, sus gracias, sus virtudes, su Espíritu …
Ante Dios debemos situarnos con una esperanza inmensa, con un deseo confiadísimo de que en nosotros quiere hacer maravillas, que nos quiere hacer santos, para transformar nuestros ambientes. Si no vivimos esta actitud nos cerramos a la gracia de Dios
En la cruz se produce la culminación, la plenitud, de la revelación del amor de Dios. Allí está toda la gloria de Dios, toda la epifanía, toda la manifestación de la locura de amor de Dios está allí concentrada. Nada expresa mejor el amor de Dios que Cristo crucificado. Dostoyeski tiene una frase genial que dice “no hay nada más bello en el mundo, que el Cristo crucificado”. Que gracia, que don tener un Dios que nos ama de esta manera.
Hemos de ir profundizando esta realidad: Dios nos ama. Y el amor de Dios debe ser lo más firme, lo más evidente, lo más importante que existe en este mundo para nosotros. De todo podemos dudar, pero nunca del amor que Dios nos tiene.
Nosotros no podremos responder a Cristo, no podremos seguir a Cristo, si no sentimos, si no vivimos, si no experimentamos el amor de Dios. Y la pasión es el lugar donde mejor se manifiesta este amor. Contemplémosla, porque esa contemplación de cómo Dios nos ama, constituye la raíz misma de la vida cristiana….
Pienso que nunca se ha definido mejor a los cristianos que cuando San Juan dijo:”nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene” (1Jn 4, 16). Eso es un cristiano alguien que …
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase: “Dios te ama”?. Seguramente cientos de veces … ¿pero nos dejamos amar por Dios? ¿Nos ponemos en situación de dejarnos amar, de permitirle que nos comunique su amor, sus dones, sus gracias, su misma vida? Sólo si estamos en el seno de la Iglesia nos dejamos amar por Dios. Sólo si vivimos la misa dominical y oramos (de verdad) cada día, le permitimos transformarnos con su amor.
Dios respeta nuestra libertad, somos nosotros los que debemos abrirle el corazón. El otro día leía una frase que me hacia pensar y va en esta línea: “Jesús ama más nuestra libertad que nuestra salvación”. Jesús no nos impone una salvación que no pase por nuestra libertad.
“El mendiga nuestro corazón, nos dará todos los signos que necesitemos, pero jamás nos quitará la libertad”.
En la novela Quo vadis, un pagano pregunta al apóstol san Pedro, recién llegado a Roma: "Atenas nos ha dado la sabiduría, Roma el poder; vuestra religión, ¿qué nos ofrece?". Y Pedro le responde: ¡el amor!.
Vivamos está novedad, este amor que irrumpe en nuestra vida y lo transforma todo. Y que no se aplique a nosotros la frase “Los hombres raramente aprenden lo que ya creen saber”.
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