Mswati III de Suazilandia está acostumbrado a celebrar su cumpleaños "a cuerpo de rey", sin que los gastos sean motivo de preocupación.
Pero con la economía de su país en picada, esta semana, cuando el monarca cumplió 44 años de edad, no hubo presupuesto para festejos suntuosos.
El Ministro del Interior, el príncipe Gcokoma, pidió a la población que donara vacas para sacrificarlas en fiestas multitudinarias en las que hubo música y bailes tradicionales.
La solicitud -en un país donde más del 60% de la población vive en la pobreza y donde una de cada cuatro personas es VIH-positiva- provocó indignación.
Es uno de los monarcas más ricos del mundo, con una fortuna personal estimada en más de US$100 millones, el rey Mswati tiene 13 esposas, cada una con su propio palacio, su séquito de la seguridad y una flota de autos de lujo.
El año pasado, Suazilandia necesitó un préstamo de emergencia de varios millones de dólares para poder pagar salarios de empleados públicos, y el Fondo Monetario Internacional dijo que el actual plan económico no es sostenible por lo que unos 7.000 empleos de funcionarios podrían ser eliminados.
La amenaza para el empleo ha sido un detonante de protestas laborales que han evolucionado en favor de reclamos de democracia.
En el exterior, los medios de comunicación no dejan de censurar al monarca, quien asiste con frecuencia a actos oficiales con el torso desnudo, en trajes tradicionales.
"La gente ama a su rey y cree que es un regalo de Dios Todopoderoso".
Hace cuatro años, Suazilandia organizó el llamado "40/40" para celebrar las cuatro décadas de vida de Mswati III y los 40 años de independencia.
La festividad costó de más de US$2,5 millones y generó críticas firmes, en especial de los donantes internacionales.
Los 44 años del monarca se celebraron a el Estadio Memorial de Sobhuza II, en Nhlangano, en la región de Shiselweni, a menor escala.
No obstante, el proscrito partido opositor Movimiento Popular Democrático reclamó que el dinero de los festejos se donara a causas benéficas.
El recién formado Congreso de Sindicatos de Suazilandia instó a sus miembros a organizar una "antihuelga" e ir a trabajar el día festivo del cumpleaños del rey.
La Campaña de la Democracia Suazilandia, por su parte, convocó a protestas, las cuales no tuvieron lugar disuadidas quizás por una fuerte presencia policial.
Pese a que Sam Mkhombe reconoce que de cualquier manera la fiesta será costosa, dice que la "construcción nacional" siempre tiene un costo.
La "construcción de la nación tiene sus costos en cualquier estado", defiende.
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